Comentamos con un abogado experto en herencias en Santander los pormenores de este tema tan alambicado como recurrente. Las herencias son un trámite complicado que se une muchas veces a temas que no son agradables, como el duelo por la pérdida de un ser querido o a las posibles diferencias con las personas con las que tenemos que llegar a tratos y repartirnos un patrimonio y unos derechos. En este camin a veces complicado, incluso para los propios expertos de Derecho y económicos, no hay que dar por supuesto que todo va a ir como a la seda y que simplemente hay que seguir una hoja de ruta que podamos leer en Internet. Definitivamente no es tan sencillo.
En nuestra asesoría tenemos un servicio legal y jurídico para herencias en Santander que funciona muy bien y que integra las dos vertientes principales de cualquier herencia en España y en el mundo: las obligaciones fiscales y el reparto puro y duro de la herencia entre los interesados, siendo ambos caminos paralelos y muy importantes. Demasiado esenciales como para dejar nada a la improvisación.
Con tu abogado experto en herencias en Santander podremos equivocarnos menos
A menudo parece que las relaciones familiares van a soportar cualquier tensión que se pueda producir, pero las herencias son una prueba de fuego en este sentido y hay que anticiparse a los problemas. El poder ser guiados por un abogado experto en herencias en Santander o donde nos encontremos puede ayudarnos bastante a tomar las decisiones y no equivocarnos en cosas que pueden ser tan graves como para acarrear sanciones de Hacienda que pueden ser durísimas.
Hablamos con Alberto Bedia, abogado especialista en herencias en Santander, sobre cómo funciona este desconocido mundo de los abogados y del Derecho en lo que corresponde a una herencia.
Una de las dudas más comunes es lo de valorar inmuebles, porque a la hora de venderlos hay que contar con la plusvalía por la que tendremos que tributar si obtenemos una ganancia con esa venta. En teoría, la Agencia Tributaria nos deja valorar los inmuebles como queramos, pero lógicamente se entiende que tiene que ser en un valor aproximado al de mercado. Porque es una trampa muy común que los hijos del fallecido quieran poner el precio de valoración muy elevado para no ganar teóricamente con la venta y no pagar la plusvalía, pero eso de pensar que en Hacienda son idiotas y no tienen maneras de contrastar las cosas es absurdo y solo puede llevarnos a un desenlace muy penoso cuando seamos sancionados y nos obliguen a pagar la plusvalía de todas formas sobre un valor asignado por la propia Hacienda.
En estos casos, los abogados nos podemos ver en una trampa entre fuego cruzado. Porque si no advertimos al cliente de las consecuencias que puede tener el elevar el precio de tasación de sus viviendas más de la cuenta, por encima de un margen que es tolerado por Hacienda, pero que es favorable para el que hereda, pues luego parece que somos los responsables y con razón de que el cliente sea sancionado por haber elevado demasiado la valoración de esas viviendas o inmuebles. Pero si por el contrario sucede que les aconsejamos bien y les damos ese margen lógico, pero luego tienen que pagar la plusvalía a Hacienda, pues al final parece que están pagando por demás porque los abogados no hemos hecho bien esa valoración para que ahorren fiscalmente. Es la típica situación que enfrentamos los abogados muchas veces en la que da igual lo que hagas, que al final vas a estar equivocado aunque lo hagas todo bien.
La gente se piensa que Hacienda es idiota
Es que la gente se piensa que Hacienda es idiota, ¿no crees?
Pero evidentemente no lo es y tienen un control muy exhaustivo sobre las propiedades y los ingresos de todo el mundo. Y no podemos interpretar a nuestro libre albedrío un margen que puede parecer muy amplio a la hora de valorar nuestra casa como nos dé la gana, ya que hay una lógica mínima que se aplica y que es el estándar de diligencia de un ordenado empresario. Lo que dice la norma básica en cuanto a tus obligaciones en general con Hacienda es que “el estándar de diligencia de un ordenado empresario se entenderá cumplido cuando el administrador haya actuado de buena fe, sin interés personal en el asunto objeto de decisión, con información suficiente y con arreglo a un procedimiento de decisión adecuado”. Y lo mismo se entiende para las normas básicas de conducta de un buen padre de familia. Son dos conceptos básicos del Derecho que vienen de muy atrás, pero que siguen de actualidad y que son los que funcionan cuando puede haber margen para este tipo de discrepancias.
Pagar los impuestos no es agradable y menos a costa de una persona que ha fallecido y que es nuestro ser querido, pero a la fuerza ahorcan y es mejor evitar las sanciones a toda costa porque además es un despilfarro de dinero añadido al que ya suponen los impuestos de por sí. Por lo tanto, aunque en el caso de las herencias existía antes una forma de evitar el pago de ningún impuesto de sucesiones, reclamando la herencia cuatro años después de haber ocurrido el fallecimiento, hoy en día no recomiendo a mis clientes que sigan este camino porque Hacienda se suele enterar de las cosas y luego nos van a meter las correspondientes sanciones que tendremos que añadir al monto del impuesto y al coste de oportunidad de no haber utilizado esos recursos primero para evitar este pago de impuestos. Es decir: un desastre económico total.
Ir sin abogado a cualquier trámite legal es ir con un tonto por abogado
Para no equivocarnos en nada, como regla general, hagamos caso a nuestro abogado y sigamos el camino que nos plantea y facilitémosle la información que nos pide. No conviene presionar a los abogados para hacer su trabajo a la manera como a nosotros nos gustaría, porque claro que a nadie le gusta pagar impuestos y menos en una sucesión y una herencia, pero interferir en el trabajo de nuestro letrado sólo puede causarnos problemas que son evitables o ponerlos peor. Y también hay que insistir muchísimo en que un abogado es la inversión mejor que podemos hacer en la vida y más en un asunto como una herencia, que se puede complicar mucho a lo tonto si no hacemos otras cosas bien y lógicamente es muy cierta esa frase de que la gente que va sin abogado a cualquier trámite legal va con un tonto por abogado.
También hay casos especiales como el tema de los usufructos
También hay casos especiales como el tema de los usufructos, que pueden complicar un poco la gestión y el reparto de la herencia. La cosa se complica cuando además de tener que ponernos de acuerdo los herederos dentro de una familia, siquiera para tomar decisiones básicas, también tenemos que llegar a acuerdos con personas que van a disfrutar de la herencia durante un periodo determinado. Cómo se puede conjugar el derecho de un usufructuario con el de un heredero es algo que te tiene que explicar tu abogado y nadie más, porque los opinólogos que incluso reparten consejos por internet están demasiado valorados hoy en día. Lo sensato y correcto es acudir a un abogado especialista en herencias en Santander o donde nos encontremos y recibir ese asesoramiento básico que no podemos perdernos si queremos llegar a buen puerto.
¿Cuál ha sido la burrada más gorda que has oído a la hora de atender a clientes que vienen a ti con ideas preconcebidas sobre las herencias?
Pues en un tema en el que se junta tanto lo personal con lo puramente económico puede aparecer cualquier cosa. Y la verdad es que hay muchos resquicios legales a la hora de tramitar una herencia que pueden hacer que se convierta en una bendición o en una pesadilla. Pero todo va a depender del asesoramiento experto que tengamos a nuestra disposición. En cuanto a esas burradas que decías, no sé, supongo que a veces cosas que la ignorancia más pura y dura, pero a mí me cuesta entender por qué tanta gente inteligente no quiere hacer caso de su abogado cuando lo están pagando y están solicitando su asesoramiento profesional. Parece como que quieren forzar determinadas soluciones o caminos que nosotros sabemos que no funcionan por experiencia y porque sabemos que las cosas no son así. En realidad, actuar de esta manera es poner palos en las ruedas a nuestros propios intereses. El ejemplo que he puesto con los impuestos derivados de las sucesiones es clarificador, yo creo: por mucho que queramos ahorrar en impuestos, al final, si nos pasamos de largo vamos a pagar los impuestos y además las sanciones correspondientes.